Existen lugares que se revelan como confidencias, donde la luz acompaña cada paso y el silencio ofrece una inmensa libertad. Casas Barragán encarnan esa rara emoción.

A las puertas del pueblo de Sagra, entre el azul del cielo y las colinas, este jardín botánico de 20.000 m² es un poema tejido de naturaleza: olivos centenarios, palmeras altivas, pinos, naranjos, cipreses delicados y árboles frutales exóticos forman un refugio vibrante donde el perfume del tiempo suspendido flota en el aire.

Entre los senderos aparecen casas de vivos colores, rincones sombríos ideales para la siesta, un gallinero apacible, una casa de guardián discreta y un tranquilo estanque donde nadan peces rojos, añadiendo un toque de magia viva al paisaje.

Este jardín botánico se articula alrededor de cinco casas, cada una con su alma y su historia propia:

• La Casa Azul, la más grande, ideal para acoger grupos, con sus dos plantas independientes y espacios dedicados a talleres, yoga u otras actividades colectivas.
• La Casa Rosa, bañada de luz y construida alrededor de un majestuoso pino, ofrece espectaculares vistas a las montañas y los naranjales, además de una suite exclusiva con una amplísima terraza.
• La Casa Turquesa, escondida tras el estanque, es un íntimo refugio de madera, perfecto para recargar energías en plena tranquilidad.
• La Casa Verde, corazón vivo del Botanico, invita al encuentro y al compartir: aquí se cocina, se conversa, se brinda y se reúnen todos en un ambiente auténtico.
• La Casa Naranja, la más antigua y antigua bodega, hoy se presenta como un elegante loft de gruesos muros, fresco en verano, acogedor en invierno y con una terraza para aprovechar plenamente las suaves noches.

Las residencias de líneas depuradas, inspiradas en el arquitecto mexicano Luis Barragán, maestro de la luz y el color, ganador del Premio Pritzker, ofrecen en total 11 habitaciones, 11 baños, en una composición armónica, abiertas a jardines íntimos, pérgolas coloridas y terrazas doradas por el sol.

Aquí, la inspiración de Barragán añade una dimensión profunda: esa de la luz pura, los volúmenes silenciosos, los colores vibrantes pero meditativos y un minimalismo emocional casi espiritual.

En todo momento, el espíritu se evade: una inmensa piscina azul deslumbrante invita a la frescura, mientras el paisaje, siempre cambiante, se extiende desde frondosos bosquecillos hasta las suaves montañas de la Marina Alta. Por la mañana se despierta con el canto de los pájaros; por la noche, se saborea la paz dorada bajo una corona de estrellas.

En los alrededores, Sagra revela su carácter auténtico: callejuelas tranquilas, fuentes, iglesias dormidas bajo el cielo azul. Muy cerca, pueblos blancos, mercados coloridos y sendas estupendas para recorrer naranjales y colinas.

Bañada de luz, Casas Barragán destilan una armonía sutil para quienes aspiran a la serenidad, al espacio, a la dulzura de vivir y a ese recogimiento meditativo que solo un lugar excepcional puede ofrecer. Aquí la calma tiene un color. Aquí, más que espacio, se siente una presencia real. Aquí, la naturaleza no solo se contempla, se siente. Aquí, el espacio es poesía y el tiempo, un suave compañero.

Un lugar para sentir el silencio. Tal vez el tuyo…

Adéntrate en la confidencia de Casas Barragán con una visita privada y única a esta joya única.